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Menor potencial destructivo del petróleo.

Ken Fisher

12/07/2018 - 0:38

Con el crecimiento actual del PIB mundial, la moderada inflación y la expansión monetaria, así como el rápido desarrollo de la tecnología de extracción del crudo, el petróleo ya no tiene capacidad para hacer tambalearse a la economía mundial.

Recordamos el poder del petróleo cuando hace décadas, poco antes de la muerte del dictador Francisco Franco, la OPEP decretó embargos que pusieron los precios por las nubes y causaron escasez en todo el mundo. Esa terrible amenaza sigue viva en nuestras memorias, especialmente hoy, con la subida de precios de estos últimos dos años y las sanciones que el presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto a las exportaciones de Irán. Tampoco es fácil de olvidar aquella terrible inflación de los 70... ni los sangrantes tipos de interés. Esto ya es cosa del pasado.

Sin embargo, lo recordamos y, por eso, nos inquieta. La inflación mundial, por ejemplo, tiene su origen en el mayor aumento de la oferta monetaria respecto al del PIB mundial, pero la expansión monetaria es constante y moderada. ¿Qué hace que se acelere o se ralentice? El diferencial entre tipos de interés a corto y largo plazo. ¿Por qué? Porque el negocio principal de los bancos se basa en el diferencial del tipo de interés entre los depósitos a corto plazo y el de los préstamos a largo plazo. Para calcular dicho diferencial se resta el tipo de la deuda pública a 90 días del de la deuda a 10 años para cada país y se agrega en proporción al tamaño de cada economía. Así, el diferencial de la curva de rendimiento, ponderado según el PIB, es 1%, prácticamente el mismo que hace un año. La expansión monetaria, en consecuencia, no resulta perjudicial, ni tampoco la inflación ni los tipos de interés a largo plazo. Recientemente han subido un poco, pero no demasiado. Paralelamente, el PIB español creció a una tasa interanual del 2,8% durante el primer trimestre. Estas características se corresponden a la perfección con un escenario económico favorable del tipo Ricitos de Oro, es decir, ni muy caliente, ni muy frío.

En este contexto, con una economía en crecimiento y una baja inflación, los precios del petróleo se han disparado. Desde el mínimo del 20 de enero de 2016, la cotización del barril de Brent ha subido prácticamente un 200% hasta junio. A pesar de ello, la economía mundial se ha fortalecido y la inflación está bajo control. Si el índice de precios se mantiene en niveles favorables cuando el precio de un producto se dispara, otros habrán tenido que bajar para compensar dicha subida. Y así ha sido, aunque hablemos de petróleo, ¿cómo ha podido ocurrir? El consumo de crudo actual representa únicamente el 2,4% del PIB mundial. Este porcentaje resulta insignificante para que su precio pueda desencadenar una reacción negativa. A medida que la economía mundial se fortalecía, las acciones españolas y europeas mostraban un buen comportamiento en euros a pesar de la subida de la divisa comunitaria.

A los que temen al petróleo se les escapa algo importante: la demanda mundial de energía se desvanece. En España y el conjunto de países desarrollados los servicios han crecido muchísimo más que el sector industrial y las empresas de servicios emplean mucha menos energía. Asimismo, la industria también consume menos energía que nunca. De hecho, la demanda mundial de energía cayó un 32% entre 1990 y 2015, según los datos de la Energy Information Administration estadounidense. Por lo tanto, un euro del PIB actual gastado en petróleo representa una pequeña parte de lo que suponía hace 40 años. Estas tendencias han terminado con la capacidad de la energía para limitar el crecimiento.

En ese sentido, los precios del petróleo tampoco subirán mucho a partir de ahora. Se exagera el asunto de Irán al tiempo que se obvia la influencia de la tecnología. Las técnicas que en EEUU han permitido el aumento de las rentables reservas de gas natural casi un 900% continúan evolucionando, pero ahora su uso se está extendiendo rápidamente a la extracción de crudo. La producción de petróleo en EEUU crecerá un 10% este año, compensando así por completo la coyuntura en Irán y la caída de la producción en Venezuela. Los bajos precios de hace tres años desbarataron temporalmente la revolución del petróleo de esquisto en España, ya que las empresas se rindieron ante unos costes que superaban los beneficios, pero los productores estadounidenses siguen mejorando esta tecnología, reduciendo así su coste. Las plataformas de fracking ya operan en EEUU a pleno pulmón. A medida que la tecnología avance veremos crecer su influencia a nivel mundial, lo que en España supondrá retomar la prospección de esquisto.

Es posible que el Gobierno consiga exhumar del Valle de los Caídos los restos de Franco, pero ni él ni las tensiones de los 70 provocadas por el petróleo y la inflación volverán jamás. Aquellos fantasmas lejanos aún habitan nuestros peores sueños, pero no son reales. Creo que actualmente la gente tiene miedo al petróleo porque se empeñan en buscar todo tipo de explicaciones a la pereza de los mercados bursátiles en 2018, pero a veces las acciones se comportan de manera volátil sin más. El temor a un factor engañoso siempre es buena señal. Con el tiempo, el miedo al petróleo y la volatilidad se disiparán y empezaremos a comprender cómo funciona esta economía Ricitos de Oro, o sea, ni muy caliente, ni muy fría. Cuando suceda llegarán la confianza y el crecimiento del precio de las acciones.

eleconomista.es

Categoría: Hidrocarburos